sábado, 27 de junio de 2009

A este lado del Paraíso




¿Se supone que debería agradecer este regalo? A veces lo hago, lo intento. A veces no es necesario intentarlo. Pero más frecuentes son los momentos en que no veo razón para hacerlo.
No, aún no encuentro razones lo suficientemente fuertes, todavía no. Y me sigo alimentando de sueños.
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Dibujo: A este lado del Paraíso (Basado en la novela del mismo nombre, escrita por Francis Scott Fitzgerald)
- Tiralíneas 005 y 01
- Papel Bond 16x21 cms

(está en inglés.. porque así lo leí yo y copié los diálogos tal como ahí salían)
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Amory deseaba sentirse "William Dayfiel, 1864".
Se preguntaba por qué las tumbas hacían que la gente considerase la vida como cosa vana. El no podía sentir la menor desesperación por haber vivido. Todas aquellas columnas rotas, manos entrelazadas, palomas y ángeles significaban romances. Imaginaba que cien años después los jóvenes discutirían sobre si sus ojos eran oscuros o azules, y confiaba apasionadamente en que su tumba tuviera alrededor un aura de muchos, muchos años. Le parecía extraño que de todo un conjunto de soldados de la Unión sólo dos o tres pudieran sugerir amores muertos y muertos amantes, cuando todos eran como el resto, incluso bajo el musgo amarillento.

Mucho después de medianoche alcanzó a ver las torres y agujas de Princeton, una luz tardía aquí y allí..., y, de repente, de la clara oscuridad surgió el tañido de las campanas. Continuó como un sueño interminable: el espíritu del pasado que alimentaba a nuevas generaciones, la escogida juventud de un mundo trastornado e incorregible, que aún se nutría románticamente de los errores y semiolvidados sueños de políticos y poetas muertos. Una nueva generación lanzando los viejos gritos, aprendiendo los viejos credos, a través de un ensueño de largos días y noches; destinada a la postre a enfrentarse con ese sucio torbellino gris para obedecer al amor y al orgullo; una nueva generación destinada más que la última al miedo, a la pobreza y a la adoración del éxito; crecida sobre un montón de dioses muertos, guerras terminadas, creencias pulverizadas...
Amory, apenado por ellos, todavía no lo estaba por sí mismo —el arte, la política, la religión, cualquiera que fuese su medio sabía que se encontraba a salvo, libre de la histeria— y podía aceptar todo lo aceptable, vagar, crecer, protestar y dormir profundamente muchas noches...
Tenía conciencia de que Dios no estaba aún en su corazón; sus ideas eran todavía muy agitadas; prevalecía el dolor de la memoria, la pena por su perdida juventud; pero las aguas de la desilusión habían dejado un depósito en su alma, una responsabilidad y un amor a la vida, la pálida inquietud de viejas ambiciones y sueños no realizados. Pero..., ¡oh, Rosalind, Rosalind!...
—Cuando más, es una triste sustitución —dijo con honda tristeza.
Y no podía decir para qué servía la lucha, por qué había decidido hacer uso a ultranza de sí mismo y de la herencia de todas las personalidades que habían pasado...
Extendió los brazos hacia un cielo cristalino y radiante.
—Me conozco a mí mismo —dijo en voz alta—. Pero eso es todo.

(El ególatra se convierte en un personaje, Libro segundo)

lunes, 15 de junio de 2009

Sentir - Pensar




Sentir:

- Experimentar sensaciones producidas por causas externas o internas.
- Experimentar una impresión, placer o dolor corporal.
- Experimentar una impresión, placer o dolor espiritual.

comprobar distinguir notar observar percatar percibir reparar ver advertir apreciar apesadumbrarse arrepentirse compungirse deplorar dolerse lamentar tener remordimientos llorar
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Pensar:

- Imaginar, considerar o discurrir.
- Reflexionar, examinar con cuidado algo para formar dictamen.

deliberar elucubrar especular estudiar lucubrar meditar reflexionar cavilar considerar decidir madurar conceptuar creer estimar figurarse juzgar opinar suponer triturar urdir desmenuzar examinar mascar masticar mordisquear rumiar tramar

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Aprendemos a ser racionales. Aprendemos a ser lógicos, a ser entes cognitivos. A deshechar lo "innecesario" y a aferrarnos a la búsqueda de felicidad obtenible por medio de logros, de adquisiciones, de reconocimiento. Ya podemos analizar un problema con juicio propio (sea propio por que sea uno quien desarrolla la idea, o porque se hace propio tomándolo de alguien más) y somos capaces de discutir y rebatir. Podemos ejercer nuestros oficios, cumplir con nuestras labores, entender, hacernos entender o hacernos los desentendidos. Nos es posible razonar y llegar a conclusiones, digerirlas, y, según ellas, tomar decisiones. ¿Para qué, entonces, es necesario sentir? El sentimiento también guía nuestros actos, pero en forma distinta a la razón. Muchas veces en forma contraria. A veces nos obliga a cambiar bienestar físico por tranquilidad emocional. Nos confunde. Mientras la razón sólo se frustra al no poder concretar una idea, el sentimiento es mucho más volátil, le fastidian la incomprensión y las ataduras. Defiende a la razón de la represión, y luego la remece por contradecir sus intenciones. ¿Para qué sentir?¿Para qué someterse a la tormenta cuando nos espera un café caliente bajo techo y sobre tierra?¿Vale la pena? Quizás. Si queremos vivir embriagados de novedad y de suave algarabía. Si estamos dispuestos a que sea la pasión la que estructure la idealización hecha material por nuestras manos. Quizás. Si queremos vivir.
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Dibujo: Perdición
- Tiralíneas 005 y 01
- Papel Bond 16x21 cms
- Lápices de color
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No, no sé qué fue.
Sólo recuerdo haber sentido su fría calidez sobre mi rostro,
mientras un chirrido tranquilizador paralizaba mis sentidos
y su mirada me robó mis recuerdos más queridos
y avivó mis peores temores futuros.
Llenábase la fuente de amor ceniciento
y se quebraban los espejos frente a sí mismos.
A lo largo de un negro túnel avanzaba aquel pez,
subiendo, torciendo aquí, sube de nuevo, baja un poco
y vuelve a subir, enfrentando la luz y luego a otro túnel.
No hay más,sólo seguir nadando de ida y vuelta, sufriendo,
disfrutando esta agonía
y avalando mi anatema.