lunes, 15 de junio de 2009

Sentir - Pensar




Sentir:

- Experimentar sensaciones producidas por causas externas o internas.
- Experimentar una impresión, placer o dolor corporal.
- Experimentar una impresión, placer o dolor espiritual.

comprobar distinguir notar observar percatar percibir reparar ver advertir apreciar apesadumbrarse arrepentirse compungirse deplorar dolerse lamentar tener remordimientos llorar
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Pensar:

- Imaginar, considerar o discurrir.
- Reflexionar, examinar con cuidado algo para formar dictamen.

deliberar elucubrar especular estudiar lucubrar meditar reflexionar cavilar considerar decidir madurar conceptuar creer estimar figurarse juzgar opinar suponer triturar urdir desmenuzar examinar mascar masticar mordisquear rumiar tramar

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Aprendemos a ser racionales. Aprendemos a ser lógicos, a ser entes cognitivos. A deshechar lo "innecesario" y a aferrarnos a la búsqueda de felicidad obtenible por medio de logros, de adquisiciones, de reconocimiento. Ya podemos analizar un problema con juicio propio (sea propio por que sea uno quien desarrolla la idea, o porque se hace propio tomándolo de alguien más) y somos capaces de discutir y rebatir. Podemos ejercer nuestros oficios, cumplir con nuestras labores, entender, hacernos entender o hacernos los desentendidos. Nos es posible razonar y llegar a conclusiones, digerirlas, y, según ellas, tomar decisiones. ¿Para qué, entonces, es necesario sentir? El sentimiento también guía nuestros actos, pero en forma distinta a la razón. Muchas veces en forma contraria. A veces nos obliga a cambiar bienestar físico por tranquilidad emocional. Nos confunde. Mientras la razón sólo se frustra al no poder concretar una idea, el sentimiento es mucho más volátil, le fastidian la incomprensión y las ataduras. Defiende a la razón de la represión, y luego la remece por contradecir sus intenciones. ¿Para qué sentir?¿Para qué someterse a la tormenta cuando nos espera un café caliente bajo techo y sobre tierra?¿Vale la pena? Quizás. Si queremos vivir embriagados de novedad y de suave algarabía. Si estamos dispuestos a que sea la pasión la que estructure la idealización hecha material por nuestras manos. Quizás. Si queremos vivir.
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Dibujo: Perdición
- Tiralíneas 005 y 01
- Papel Bond 16x21 cms
- Lápices de color
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No, no sé qué fue.
Sólo recuerdo haber sentido su fría calidez sobre mi rostro,
mientras un chirrido tranquilizador paralizaba mis sentidos
y su mirada me robó mis recuerdos más queridos
y avivó mis peores temores futuros.
Llenábase la fuente de amor ceniciento
y se quebraban los espejos frente a sí mismos.
A lo largo de un negro túnel avanzaba aquel pez,
subiendo, torciendo aquí, sube de nuevo, baja un poco
y vuelve a subir, enfrentando la luz y luego a otro túnel.
No hay más,sólo seguir nadando de ida y vuelta, sufriendo,
disfrutando esta agonía
y avalando mi anatema.

1 comentario:

  1. Es más fácil seguir la racionalidad, el pensamiento, porque se arriesga menos, da la impresión de hacer lo correcto, sabes?

    En cuanto a "entrar a la tormenta", como dices... la tormenta es terrible o maravillosa, pero nunca te deja indiferente y, por lo mismo, tal vez nunca te de paz.

    Por supuesto, es una paz que se parece a un desierto... y vivir apasionadamente quizás sea demasiado.

    Ojalá hubieses ofrecido una solución a aquel dilema, pues es algo en lo que pienso constantemente.

    Ah... por cierto, me hubiese gustado tener la oportunidad de comentar esa ilustración en tu DA (quizás algún día tenga uno). Refleja mucho algo que he sentido... un amor que enceguece, un ser que cautiva, que bien podría arrancarte el alma, pero al cual es imposible dejar de todas formas.

    Esa es una bella forma de morir, voluntariamente, a manos de quien amas.

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